Pude ver mi futuro en tus ojos.
Queria correr a tu lado y comenzar nuestra historia.
Perdí la respiración mientras contemplaba tu rostro.
Quizás eres una alucinación producida por mi gran deseo reprimido de amar.
Estabas allí, sentada con tu mirada fija en aquel libro; cuanta envidia sentí de que tus ojos no estuvieran fijos en mí.
Te encontré en el lugar que menos esperaba. Solo necesitaba veinte segundos de valentía para acercarme a ti y conocerte pero no pude tener ni siquiera un segundo.
Ahora solo me maldigo y me lamento por no saludarte y tener el privilegio de escuchar tu voz.
Pero juro que regresaré y volveré a verte. Me presentaré y me esforzaré en tener la valentía suficiente para que nuestra historia comienze.
Tus óvulos han enamorado a mis espermatozoides.