El\Ella\Elle

Cada día se sentía diferente, no sabía si era por su edad o quizás alguna enfermedad.

A veces sentía ganas de gritar.

a veces de alegría, a veces de tristeza A veces sentía rojo a veces sentía negro.

Lo único que tenía claro. Es que él no sabía lo que era.

La verdad él no deseaba sentirse así, solo no sabía donde encajaba, sentía que había una gran presión a su alrededor.

Intentaba esconder su dolor en trajes largos y negros. Se miraba al espejo y sentía asco, sentía dolor, sentía temor.

Veía su peso y él sentía que no era el ideal. Quizá si él fuera un poco más alto, un poco más grueso o más músculoso, ellos lo aceptaría.

Muchos por su forma de vestir decían que era gay pero en sus sentimientos le gustaba aquella chica del salón de al lado.

Del otro lado estaba su amigo Ramón Aquel que había sido su amigo desde pequeño.

Él siempre lo había apoyado y se sentía cómodo estando con Ramón.

Cómodo hasta el día que estando tan cerca de él surgió aquel deseo de besarlo. Aquel deseo que no comprendía. Aquel deseo que no sabía qué hacer con él.

Quizás él fuera bisexual.

Todo esto lo incomodaba mucho.

Sentía tanto miedo, tanto dolor. No sabía qué hacer.

Fuera una cosa, fuera la otra, que dirían su madre si supiera de sus sentimientos. ¿Cómo sería su rechazo? ¿Cómo sería el dolor?

Solo quedaba acostarse y llorar, llorar mucho.

Cada vez que Ramón lo llamaba, se sentía muy nervioso. No sabía que decirle, no sabía cómo hablarle.

En aquella ocasión Ramón rechazó su beso y él prometió jamás volver a intentarlo, pero dentro de él solo quería abrazarlo, besarlo y sentir que ya no estaba más solo.

Pero temía nuevamente su rechazo.

Desde pequeño recuerda como robaba el maquillaje de su madre, se miraba en el espejo, Pintaba su boca y sonreía.

Sentía una gran satisfacción al hacerlo.

Un día al levantarse, al mirarse en el espejo, se dio cuenta que había una cosa diferente. Ya no quería llamarse Miguel ahora se sentía mejor llamándose Paola.

Ya a sus 14 años. Usaba otro tipo de maquillaje, Pintaba sus uñas de negro y le decía a su madre que era una moda del colegio.

Quizás es trans

Pero al llegar al colegio sentía el desprecio de aquella chica, aquella chica, que también le llamaba la atención y ese sentía triste. Se sentía incómodo.

Cada vez que se veía el espejo y precedía a vestirse recordaba aquella vez que se encontró a su padre en la calle. Su padre lo vió con aquellas uñas pintadas de negro y se acercó y le dio un golpe en la cara.

Los llamó «marica».

Y desde ese día no volvió a hablar con él.

Aquel rechazo, aquel dolor se hizo muy muy grande.

Solo quería ser feliz. Pero no sabía el significado de esa palabra, ni dónde encontrar lo que significaba. A veces se imaginaba lo fácil que sería todo si terminara aquella pesadilla.

Sí, solo pudiera cerrar sus ojos y todo terminase.

Pero no era tan sencillo, no era tan valiente como para poder hacerlo.Solo tenía que Llorar y llorar, Llorar y llorar, Llorar y llorar

En las noches, para sentirse mejor, se maquillaba antes de dormir, se colocaba aquel profundo maquillaje negro; Aquel que tapaba sus ojos, aquel que tapaba su dolor y se acostaba, intentando escapar de todo. Intentando que el maquillaje lo protegiera también de sus pesadillas. No era tan fácil escapar de ellas. Pero ese maquillaje lo hacía sentir seguro. Hacía sentir que se ocultaba su dolor

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Feliz año nuevo.

En ocasiones la cabeza me pregunto brevemente lo que será de mi vida el año que viene. Hace 2 años me encontraba de mi país primera vez estaba en Colombia tratando de superar Dolores del pasado intentando ser una nueva persona que el dolor que tanto me habías ahogado fuera parte del pasado. Hace un año estaba en Perú buscando todavía mi gran sueño luchando con mi espada dejarme caer intentando que la vida sea un motivo para vivir y que la muerte sólo sea un sonido lejano. Hoy estoy en Brasil las cosas han mejorado mucho, pero las batallas No termina están ahí, esperando que yo pierda la guerra dónde estaré mañana es una incógnita, Dónde está el próximo mes, una inmensa interrogante, Dónde está el año que viene, seguiré aquí luchando por mi vida, luchando por mi.

Sagrada familia.

Ese sitio seguro.

No hay nada como él.

Eso de levantarse con el pie derecho son palabras vanas. El día no ofrece nuevas oportunidades.

Desánimo.

Pienso en la ardua decepción de saber que ese lugar que debería ser el mas cálido resulto ser el maldito palo norte. La falta de caricias. La ausencia de un «Te amo». Improperios es lo que llega a mi cabeza.

Desde pequeños intentan llenarnos de una deuda. Debemos pagarla aunque no recordamos el momento en que la adquirimos. Debemos la vida, debemos la crianza. Es su arma mortal en contra de nuestros reclamos.

Recuerdo cuando decidí buscar ayuda. No la encontré en ningúno de esos brazos conocidos.  Me pregunté cómo es posible que las palabras de un libro brinden mas amor.

Era tan complicado para ellos ver mis esfuerzos por hacer las cosas bien. Un poco de comprensión es imposible.

Es tan triste verme al espejo y sentir que lo único que pedí desde pequeño fue amor.

En ocasiones me pregunto por qué cometo tantos errores. Pero cómo no cometerlos si todo lo aprendí por cuenta propia. Aprendí con dolor, aprendí con fracasos, mentiras, abandono, intentándolo mil veces, aferrándome a cosas que me hacen daño.
Es complicado liberarse del dolor cuando no he conocido otra cosa aparte de eso.

Avistamiento.

Dolor, desesperación, rabia, envidia, Muerte.

La ventana me muestra un colorido paisaje, mi corazón prefiere obviarlo.

No recuerdo la ultima vez que me desborde de alegría, una sola vez me sentí acompañado. Ese recuerdo enciende una chispa que me hace desear volver a ese momento, cuando me sentía caliente, cuando mi risa retumbaba mis oídos. El hubiera hace presencia y el dolor regresa de nuevo.

En mi perspectiva mi vida esta llena de teclas negras, en ocasiones aparece una blanca pero muere, cede a la presión, al dolor.

Recuerdo las calles que transitaba diciendo dentro de mí «Vamos a luchar». Pero todo guerrero necesita tiempo para descansar de la guerra, necesita cerrar sus oídos y perderse en el silencio.

Ahora soy un montón de dolor y recuerdo del pasado.

Un día alguien comparó mi situación a un hoyo, un maldito y profundo hoyo. No pudo decirlo mejor, estoy hundido en este montón de porquería y sencillamente ya no sé que hacer. Siento que este es mi destino. Así nací, así moriré.

Mi almohada no desea albergar más lágrimas. Mis amigos no pueden comprenderme. El psicólogo solo da consejos leído de un libro autoayuda, Dios me declaró caso perdido. Así nací, así moriré.

Me falta el aliento, mi corazón no tiene fuerzas para latir, mi cuerpo ya no responde, el humo de aquel cigarro me ayuda a sacar un poco de dolor pero es momentáneo.

Mi único deseo es descansar.

Mi único castigo es la que no tengo el valor para hacerlo.

Aqui estoy a las puertas del hospital psiquiátrico. Intentando que una pastilla solucione mi vida. Calle el dolor. Me muestre un rayito de esperanza.

A medida que se acerca mi turno las ganas de llorar aumentan. En momentos no sé que hago aqui. Quizás debería dejarme morir.

Lo que siento es insoportable, estoy cansado. Me siento roto.

La enfermera de vueltas por la sala de espera y no sé que diré. Pienso que será como en todos lados y nadie me creerá, pensarán que son inventos mios. Ruego una cura de sueño que me lleve al descanso.

Un día a la vez.

Estas guerras internas son muy extrañas.

Al final solo esperas el momento del orgasmo para que pueda salir lo que realmente eres.

Me desnudo frente al espejo y me cuesta inmensamente decir te amo. Este divorcio emocional
conmigo mismo me desborda.

Miles de fantasías visitan mi cabeza mostrándome cómo podría ser mi mundo. Pero siempre
regreso a la horripilante realidad

Es mas sencillo amar a otro que amarse a uno mismo. Es mas fácil cogerse a otro que cogerse a
uno mismo.

Se cual es el camino correcto. Pero no es sencillo transitarlo.
Quizás entregarme a mis demonios sea lo más fácil. Sería un placer presente pero
momentáneo.

He comenzado a meditar. Eso me calma mucho. Todavia queda muchas batallas para poder
ganar esta guerra.

Un día a la vez.