Ajedrez.

Ella coloca su ficha y en su cara demuestra lo que piensa. Cree que ganará. Su felicidad no es ocultada. Su entrepierna se moja por la excitacion. Mueve sus piernas intentando ocultar lo que siente. Piensa que me tiene arrinconado. Cree que todo se trata de blanco y negro. Ese sentimiento de tener el poder la desborda.

Yo miro y mi interior se burla. Conozco esos gestos. Cada movimiento ya es familiar para mí. Llevo años jugando, ella es la novata del día. Dejo que se regocije. Cuando sienta su derrota será el momento de celebrar. Mueve la ficha, ella sonrie, yo analizo, el momento de acabarla está cerca. No se trata se cómo jugar sino de contra quién estas jugando. No soy la mansa abuelita, soy el lobo a punto de devorarte.

Anuncio publicitario

La Cura

Sabemos lo que necesitamos. Aunque nos duela tenemos que admitirlo.
Buscamos la manera de remplazarlo. En esta larga carretera llamada vida buscamos sanar nuestro dolor con pomadas momentáneas, pero preferimos no curar la herida.

Buscamos dopar nuestro dolor con drogas, sexo, dinero. Muchos hasta compramos compañía.

Llega el momento en que lo que realmente necesitamos queda oculto en nuestra adicción.

Nos hace sentir cómodos, valientes, fuera de esta realidad. Nos preguntamos a diario por qué algo tan hermoso al final nos hace daño tambien.

Nos entregamos al vicio sin condiciones.
Callamos nuestra humana necesidad con parches momentáneos.

Todos los humanos necesitamos sentirnos amados y aceptados. Eso sumado a otros problemas nos hace hundirnos.

Estamos acostumbrados a no prestar atención a las causas.
Si nos duele cualquier parte de nuestro cuerpo tomamos algo para quitarlo.

Si tenemos fiebre, tomamos algo para bajarla.
Nunca buscamos atacar la causa, solo calmamos el efecto.
Cuando llega el momento de querer dejar la adicción, nos damos cuenta que caemos, caemos y caemos. Sufrimos por eso y sentimos que estamos en un hueco del cual no podemos salir.

Hay que darse cuenta que toda adicción es sencillamente un efecto y para salir hay que atacar la causa.

Lo que soy.

Recorre por cada parte de lo ser una fuerte energía.

Durante años un desconocimiento estaba presente en cada aspecto de mi vida. Eso me hacia sentir vacío y triste.

Una adicción empezó a alimentarse de mí como una sanguijuela. Lloré lágrimas de sangre buscando una salida.

Hasta que di cuenta que yo soy más que todo eso.

Soy más que un esclavo de mis deseos.

Soy un artista. Un amante de la cultura en sus diferentes expresiones.

Soy mucho más que un instrumento de utilidad para las personas.

Soy un soñador. Un soñador que anhela hacerlos realidad.

Ahora vivo para conocerme. Vivo para cumplir mis sueños. Vivo para encontrar la felicidad.

No puedo esperar que un deseo de cometa haga todo por mí. Es hora de poner manos a la obra.

Un verdadero beso de amor. Un abrazo que me enseñe lo que es vivir. Una hermosa sonrisa sincera. Una ayuda que no espere nada a cambio.

Por eso lucharé. Sin descanso hasta lograrlo lucharé.

Me amaré como soy. Me aceptaré como soy.

19 centímetros

Me miro desnudo frente al espejo y me pregunto cómo pude dejar que 19 centímetros controlaran mi vida. En comparación a mí, él es un ser pequeño.

Tal como él señor de la esquina se deja dominar por un pequeño cigarro, yo me dejo guiar por unos cuantos centímetros.

Dolor me ha traído, y yo diría que mucho. Esa extraña sensación dentro de él que pide más y más. Un deseo insaciable. Él es un animal que solo se deja llevar por sus instintos. Pero yo no quiero participar en los juegos de ese animal.

Satiriasis.

Adicción.

Desconexión.

Catarsis.

Desde aquella primera vez el deseo crece y crece. No sé cómo contenerlo. He pensando en cortarlo. He tomado muchos ansiolíticos pero no le causan efecto.

Mi infierno mide solo 19 centímetros. Estoy cansado. Ya no sé que hacer.

No hables.

Suenas tan estúpido cuando dices que me comprendes. Solo dices lo que crees que quiero oír.

Cómo puedes saber lo que siento si no has pasado por lo mismo. Dices que todo pasará, pero no conoces mi infierno.

Solo cuando pases por esto, podrás saber cómo se siente. Cuando veas todo a tu alrededor destruirse. Cuando el dolor consuma tus días. Cuando sientas que no existe el mañana. En ese momento, ven y dime que me comprendes.

Es mejor que no digas nada. Si quieres acompañarme solo sientate a mi lado y ve el amanecer conmigo, pero no trates de consolarme.

Diciendo que los problemas de otros son mayores, no ayudará a cicatrizar mis heridas. Mencionando que el tiempo cura todo, no hará que muera esta maldita soledad que me consume. Gritando que vea más allá de mis problemas, no hará que ellos se marchen. Pidiendo que me perdone, no limpiará mi pasado.

Necesito tomarme mi tiempo. Necesito sufrir éste momento. No rebajes mis sentimientos.

Cuando te pongas en mis zapatos, quizás tampoco lo soportes, así que no me juzgues.

Solo toma mi mano y llora conmigo.

No hables.

Suenas tan estúpido cuando dices que me comprendes. Solo dices lo que crees que quiero oír.

Cómo puedes saber lo que siento si no has pasado por lo mismo. Dices que todo pasará, pero no conoces mi infierno.

Solo cuando pases por esto, podrás saber cómo se siente. Cuando veas todo a tu alrededor destruirse. Cuando el dolor consuma tus días. Cuando sientas que no existe el mañana. En ese momento, ven y dime que me comprendes.

Es mejor que no digas nada. Si quieres acompañarme solo sientate a mi lado y ve el amanecer conmigo, pero no trates de consolarme.

Diciendo que los problemas de otros son mayores, no ayudará a cicatrizar mis heridas. Mencionando que el tiempo cura todo, no hará que muera esta maldita soledad que me consume. Gritando que vea más allá de mis problemas, no hará que ellos se marchen. Pidiendo que me perdone, no limpiará mi pasado.

Necesito tomarme mi tiempo. Necesito sufrir éste momento. No rebajes mis sentimientos.

Cuando te pongas en mis zapatos, quizás tampoco lo soportes, así que no me juzgues.

Solo toma mi mano y llora conmigo.

Una muerte se acerca.

El ángel de la muerte está parado en la puerta. Ya ha elegido su próxima víctima.

Nadie puede verlo ni sentir su presencia pero yo soy diferente; quizás por que soy su próxima víctima.

No debo temer a la muerte. Ella trae descanso, ella es transformación, es revolución.

Ángel de la muerte llevate mis penas. Ángel de la muerte llevate mi dolor.

Todos le temen. Sienten escalofríos al saber que está cerca. Pero el estar consciente de su presencia debe traer superación, saber que está cerca es mi salvación.

El ángel de la muerte elimina los vestigios de nuestra vida. Está detrás de nosotros llevándose cada segundo muerto de nuestra vida.

Ángel de la muerte ayudame a vivir cada día cómo si fuera el ultimo.

Llevate el maldito pasado y da luz a mi presente.

Una muerte se acerca.

El Monstruo.

Pides mi atención.

Pides que te mire.

Pides que te toque.

Pides que te ame.

Ayer fui tu esclavo pero hoy quiero ser libre.

Siempre me dabas lo que pedía, no lo que necesitaba.

Pedía amor y tú me dabas placer.

Pedía compañía y tú solo decías un «Hola».

Pedía amistad y tú me ofrecías entretenimiento.

Pedías comprensión y tú me brindabas conocimiento.

Quieres renacer cómo el ave fénix, muerdes las cadenas que te impuse. Súplicas a gritos misericordia.

Amas tenerme hipnotizado.

Amas sentir que te necesito para vivir.

Amas ser lo único que me libera.

Amas destruirme.

Lloró para que no tomes control de mi cuerpo. Quiero seguir libre pero estas rompiendo los barrotes de tu celda.

El monstruo está ganando.

Soy una concha de caracol esperando ser hallada entre infinidades de capas de arena.

Cierro los ojos y busco aquella mano; aquella mano que retire los residuos de arena y polvo y pueda valorar mi nácar.

Muchas veces olvido lo valioso que soy. Olvido lo rosado y brillante que soy.

Lloro esperando que alguien me valore, grito en la oscuridad en busca de alguien que me escuche, me encuentre, me cuide, me mire con cariño y admiración pero sólo siento al mar que me lleva a sus profundidades evitando que me encuentres.

Siento la sal consumirme, siento el sol colaborando. Estoy seguro que primero llegará la hora en que deje de existir antes de que halle el propósito de mi vida. Mi hora se acerca, el ángel de la muerte viene por mí.

Es tan difícil mantener las esperanzas.