
Los caminos de la vida.

El estruendoso sonido de tu profundo sueño me avisa que nada está bien. Oir la paz que respiran sus almas. Ver como Morfeo los acepta dandoles su bendición es terrorifico.
Yo miro a los lados sin encontrar seguridad, no puedo nisiquiera llorar. Mi dolor es terrible, se agudiza a pasos agigantados.
Se ve tan facil el proceso de cerrar los ojos y rendirse ante el sueño. Para mi eso es una tarea titanica. Él huye de mi, me hace sufrir sin mostrar nada de compasión.
Ojalá fuera un robot y tuviera el boton apagar.
Quizás la unica suplica escuchada es aquella que viene del un alma destrozada. Cuando ya no hay más dolor que sentir y los caminos posibles ya han sido transitados sin ningún resultado.
Ese llanto, esos gritos que no han sido expresados estan allí, tan vivos, son tan reales que su tortura es eterna.
Esa suplica aparece. Quizás es para Dios o cualquier ser que desee mostrar misericordia. Untamos nuestras ultimas gotas de esperanza y las expresamos. Podemos utilizar muchos conductos: palabras que ni nosotros entendemos, lagrimas cargadas de miles de kilos de dolor o aquellos pensamientos que pasan cok tanta rapidez que es imposible analizar.
Ese sitio seguro.
No hay nada como él.
Eso de levantarse con el pie derecho son palabras vanas. El día no ofrece nuevas oportunidades.
Desánimo.
Pienso en la ardua decepción de saber que ese lugar que debería ser el mas cálido resulto ser el maldito palo norte. La falta de caricias. La ausencia de un «Te amo». Improperios es lo que llega a mi cabeza.
Desde pequeños intentan llenarnos de una deuda. Debemos pagarla aunque no recordamos el momento en que la adquirimos. Debemos la vida, debemos la crianza. Es su arma mortal en contra de nuestros reclamos.
Recuerdo cuando decidí buscar ayuda. No la encontré en ningúno de esos brazos conocidos. Me pregunté cómo es posible que las palabras de un libro brinden mas amor.
Era tan complicado para ellos ver mis esfuerzos por hacer las cosas bien. Un poco de comprensión es imposible.
Es tan triste verme al espejo y sentir que lo único que pedí desde pequeño fue amor.
En ocasiones me pregunto por qué cometo tantos errores. Pero cómo no cometerlos si todo lo aprendí por cuenta propia. Aprendí con dolor, aprendí con fracasos, mentiras, abandono, intentándolo mil veces, aferrándome a cosas que me hacen daño.
Es complicado liberarse del dolor cuando no he conocido otra cosa aparte de eso.
Dolor, desesperación, rabia, envidia, Muerte.
La ventana me muestra un colorido paisaje, mi corazón prefiere obviarlo.
No recuerdo la ultima vez que me desborde de alegría, una sola vez me sentí acompañado. Ese recuerdo enciende una chispa que me hace desear volver a ese momento, cuando me sentía caliente, cuando mi risa retumbaba mis oídos. El hubiera hace presencia y el dolor regresa de nuevo.
En mi perspectiva mi vida esta llena de teclas negras, en ocasiones aparece una blanca pero muere, cede a la presión, al dolor.
Recuerdo las calles que transitaba diciendo dentro de mí «Vamos a luchar». Pero todo guerrero necesita tiempo para descansar de la guerra, necesita cerrar sus oídos y perderse en el silencio.
Ahora soy un montón de dolor y recuerdo del pasado.
Un día alguien comparó mi situación a un hoyo, un maldito y profundo hoyo. No pudo decirlo mejor, estoy hundido en este montón de porquería y sencillamente ya no sé que hacer. Siento que este es mi destino. Así nací, así moriré.
Mi almohada no desea albergar más lágrimas. Mis amigos no pueden comprenderme. El psicólogo solo da consejos leído de un libro autoayuda, Dios me declaró caso perdido. Así nací, así moriré.
Me falta el aliento, mi corazón no tiene fuerzas para latir, mi cuerpo ya no responde, el humo de aquel cigarro me ayuda a sacar un poco de dolor pero es momentáneo.
Mi único deseo es descansar.
Mi único castigo es la que no tengo el valor para hacerlo.
El camino a la libertad es un trayecto dificil pero cuando miras y sientes los beneficios de tu nueva vida,comienzas a florecer.
Cada persona es diferente, cada camino es diferente. No podemos igualarnos a otros.
En este mundo hay personas como yo.
Personas rotas.
Personas que lloran abrazadas a la almohada en medio de su soledad.
Personas que luchas sus inseguridades y demonios.
Personas que ven a una cápsula de antidepresivo como su única salvación.
Los errores se pagan caro. Muchas veces se pagan con sangre. Ha llegado mi tiempo. Es tiempo de que broten mis lágrimas de sangre.
Es tiempo de alejarme de todos. Es tiempo para transformarme. Necesito hacer un inventario sobre quién soy y lo que quiero. Necesito ordenar mi pasado. Necesito perdonarme pero no sé cómo hacerlo.
Mis errores son tantos como los granos de arena en la orilla del mar. Son tan inmensos que nublan mi visión.
Veo en la mesa doce cajas de antidepresivos y recuerdo que mi recuperación será muy larga y que es igualmente largo el camino que queda por seguir.
Quiero conocer nuevas personas. Quiero escribir, dibujar y cantar. Quiero enamorarme.
Lo único que pido es ser feliz.
Tengo miedo de hacerle daño a las personas que aprecio. Ojalá pudieran comprender el motivo por qué me he alejado. El por qué soy diferente.
Solo quiero cuidarlos y la mejor manera de hacerlo es alejándolos de mí.
El ángel de la muerte está parado en la puerta. Ya ha elegido su próxima víctima.
Nadie puede verlo ni sentir su presencia pero yo soy diferente; quizás por que soy su próxima víctima.
No debo temer a la muerte. Ella trae descanso, ella es transformación, es revolución.
Ángel de la muerte llevate mis penas. Ángel de la muerte llevate mi dolor.
Todos le temen. Sienten escalofríos al saber que está cerca. Pero el estar consciente de su presencia debe traer superación, saber que está cerca es mi salvación.
El ángel de la muerte elimina los vestigios de nuestra vida. Está detrás de nosotros llevándose cada segundo muerto de nuestra vida.
Ángel de la muerte ayudame a vivir cada día cómo si fuera el ultimo.
Llevate el maldito pasado y da luz a mi presente.
Una muerte se acerca.
Ella tomaba mi brazo con fragilidad, no podía pronunciar ni una palabra, su enfermedad no se lo permitía.
Podía sentir como sus energías se terminaban. Las lágrimas eran reprimidas para no derrumbar la poca entereza que en nuestros cuerpos se hallaba.
Caminábamos por aquel largo y frío pasillo. Ambos estabamos destruidos.
Ella deseaba sanar mis heridas. Yo deseaba intercambiarme con ella pero no tenia el poder para hacerlo.
Estabamos en situaciones distintas. Nos encontrabamos en polos opuestos. Yo sufría de depresión y nadie creía que eso fuera una enfermedad, ella tenia cáncer y ya era terminal.
Eramos tan diferentes pero por una extraña razón sabíamos cómo nos sentíamos.
Es complicado explicar ese momento, cuando dos almas tienen una conexión que solo ellos puedes sentirla. Cuando no hay necesidad de palabras. Lo único que es necesario es la inmensa empatia que rompe el plano físico y llega a lo espiritual.
Sabia que ella no tenia fuerzas pero el saber que estaba dispuesta a gastarla en mí, era el gesto más hermoso de este planeta.
Los dos queríamos descansar de este infierno que se llama «Vida». Ella logró descansar y yo sigo esperando el momento en que pueda besar a Morfeo y dormir en sus brazos por la eternidad.