La suplica.

Quizás la unica suplica escuchada es aquella que viene del un alma destrozada. Cuando ya no hay más dolor que sentir y los caminos posibles ya han sido transitados sin ningún resultado.

Ese llanto, esos gritos que no han sido expresados estan allí, tan vivos, son tan reales que su tortura es eterna.

Esa suplica aparece. Quizás es para Dios o cualquier ser que desee mostrar misericordia. Untamos nuestras ultimas gotas de esperanza y las expresamos. Podemos utilizar muchos conductos: palabras que ni nosotros entendemos, lagrimas cargadas de miles de kilos de dolor o aquellos pensamientos que pasan cok tanta rapidez que es imposible analizar.

Sagrada familia.

Ese sitio seguro.

No hay nada como él.

Eso de levantarse con el pie derecho son palabras vanas. El día no ofrece nuevas oportunidades.

Desánimo.

Pienso en la ardua decepción de saber que ese lugar que debería ser el mas cálido resulto ser el maldito palo norte. La falta de caricias. La ausencia de un «Te amo». Improperios es lo que llega a mi cabeza.

Desde pequeños intentan llenarnos de una deuda. Debemos pagarla aunque no recordamos el momento en que la adquirimos. Debemos la vida, debemos la crianza. Es su arma mortal en contra de nuestros reclamos.

Recuerdo cuando decidí buscar ayuda. No la encontré en ningúno de esos brazos conocidos.  Me pregunté cómo es posible que las palabras de un libro brinden mas amor.

Era tan complicado para ellos ver mis esfuerzos por hacer las cosas bien. Un poco de comprensión es imposible.

Es tan triste verme al espejo y sentir que lo único que pedí desde pequeño fue amor.

En ocasiones me pregunto por qué cometo tantos errores. Pero cómo no cometerlos si todo lo aprendí por cuenta propia. Aprendí con dolor, aprendí con fracasos, mentiras, abandono, intentándolo mil veces, aferrándome a cosas que me hacen daño.
Es complicado liberarse del dolor cuando no he conocido otra cosa aparte de eso.

La señora.

Llegaste sin aviso. Tomaste un cuchillo y abriste nuevas heridas y sacaste a relucir viejas.

Entraste cubierta de lágrimas. Serviste la mesa de dolor y desilusión. Cuán esperada eras para ella, cuán amarga eres para otros.

Traes gritos, llanto y dolor. Todos te odian.

Quiebras orgullos y enemistades.

A tu fuerza nadie puede decir que no. Ni siquiera pueden pedirte un poco de tiempo. Solo queda rendirse.

Llora, grita, patalea. Igual no puedes hacer nada.

Ella vuelve al rico pobre, al fuerte débil.

Deja muchas palabras por decir y cientos de sentimientos por expresar.

Acaba con tus planes sin importar cuanto duraste trabajando en ellos.

Ella mata tus esperanzas.

Ella es la señora muerte.

Tu recuerdo.

Ya no volveré a tocar tu mano. Siento que el vacio de tu ausencia se hace cada día más profundo.

Me arrepiento de que el tiempo que pasé contigo no hubiera sido suficiente.

No cierres tus ojos por favor.

Mi vida se vuelve un desierto sin tu amor.

Quedate.

Cada parte de mi alma llora al recordar el momento de tu partida. Hubiera preferido mil veces que no te hubieras ido.

Mis canciones murieron contigo. Mis manos decidieron dejar de dibujar desde que saliste por esa puerta.

Muero cada vez que suena nuestra canción.

Es imposible decirle a mi alma que te olvide. Es imposible dejar de llorar con tu carta.

Al final no fue tu decisión marcharte.

Él decidió por los dos. Por su decisión llegó mi depresión. Por su decisión llegó nuestro adiós.

Cómo podías decirle no al cáncer. Cómo podías decirle que no querías morir.

Una muerte se acerca.

El ángel de la muerte está parado en la puerta. Ya ha elegido su próxima víctima.

Nadie puede verlo ni sentir su presencia pero yo soy diferente; quizás por que soy su próxima víctima.

No debo temer a la muerte. Ella trae descanso, ella es transformación, es revolución.

Ángel de la muerte llevate mis penas. Ángel de la muerte llevate mi dolor.

Todos le temen. Sienten escalofríos al saber que está cerca. Pero el estar consciente de su presencia debe traer superación, saber que está cerca es mi salvación.

El ángel de la muerte elimina los vestigios de nuestra vida. Está detrás de nosotros llevándose cada segundo muerto de nuestra vida.

Ángel de la muerte ayudame a vivir cada día cómo si fuera el ultimo.

Llevate el maldito pasado y da luz a mi presente.

Una muerte se acerca.

El hombre del espejo.

Procedí a colocarme frente al espejo y encontré a un hombre desnudo, de unos veinte años de edad aproximadamente.
Su cuerpo estaba desarrollado por completo.

En su mirada intensa podía notar su dolor. Podía ver sus heridas que no eran físicas sino emocionales. Llegaban a mis oídos los gritos de su alma aunque mantenía su boca cerrada.

Vivia en una cárcel de la cual quería escapar. La horrible cárcel de la vida.

Según había leído el complejo de edipo había sido el causante de todo ese infierno.

De sus ojos comenzaron a brotar lágrimas de soledad. El temor endurecía su mandíbula. Podía sentir lo fría que estaban sus manos aunque no lo tocaba. En sus ojos podía ver lo ansioso que estaba, él deseaba que el ángel de la muerte viniera a buscarlo.

Es curioso lo que puedes ver frente al espejo.

Sentirnos

Ella tomaba mi brazo con fragilidad, no podía pronunciar ni una palabra, su enfermedad no se lo permitía.

Podía sentir como sus energías se terminaban. Las lágrimas eran reprimidas para no derrumbar la poca entereza que en nuestros cuerpos se hallaba.

Caminábamos por aquel largo y frío pasillo. Ambos estabamos destruidos.

Ella deseaba sanar mis heridas. Yo deseaba intercambiarme con ella pero no tenia el poder para hacerlo.

Estabamos en situaciones distintas. Nos encontrabamos en polos opuestos. Yo sufría de depresión y nadie creía que eso fuera una enfermedad, ella tenia cáncer y ya era terminal.

Eramos tan diferentes pero por una extraña razón sabíamos cómo nos sentíamos.

Es complicado explicar ese momento, cuando dos almas tienen una conexión que solo ellos puedes sentirla. Cuando no hay necesidad de palabras. Lo único que es necesario es la inmensa empatia que rompe el plano físico y llega a lo espiritual.

Sabia que ella no tenia fuerzas pero el saber que estaba dispuesta a gastarla en mí, era el gesto más hermoso de este planeta.

Los dos queríamos descansar de este infierno que se llama «Vida». Ella logró descansar y yo sigo esperando el momento en que pueda besar a Morfeo y dormir en sus brazos por la eternidad.

El Monstruo.

Pides mi atención.

Pides que te mire.

Pides que te toque.

Pides que te ame.

Ayer fui tu esclavo pero hoy quiero ser libre.

Siempre me dabas lo que pedía, no lo que necesitaba.

Pedía amor y tú me dabas placer.

Pedía compañía y tú solo decías un «Hola».

Pedía amistad y tú me ofrecías entretenimiento.

Pedías comprensión y tú me brindabas conocimiento.

Quieres renacer cómo el ave fénix, muerdes las cadenas que te impuse. Súplicas a gritos misericordia.

Amas tenerme hipnotizado.

Amas sentir que te necesito para vivir.

Amas ser lo único que me libera.

Amas destruirme.

Lloró para que no tomes control de mi cuerpo. Quiero seguir libre pero estas rompiendo los barrotes de tu celda.

El monstruo está ganando.

Quizás

Quizás si soy un monstruo.

Quizás debería dejarlo salir.

Quizás así mi vida sería más satisfactoria.

Quizás ponerlo en libertad me haga feliz.

Quizás alimentar sus ansias de carne sea lo mejor.

Quizás debería dejar que destruya todo a mi alrededor y de allí hacer un nuevo comienzo.

Suposiciones nublan mi mundo. Un animal dentro de mí intenta ser libre, intenta dominar el mundo. Dentro de mí hay suposiciones que no sé cómo aclarar.

Lágrimas

No soporto ver esas lágrimas recorriendo tus mejillas. Lloras y no encuentro como consolarte. Me miras y tus ojos inundados hacen que mi alma se ahogen en ellos.
Dices que no mereces mi amor. Que eres un monstruo. Eres tan dura contigo. 

Quisiera borrar esos pensamientos negativos de tu mente y hacerte ver que eres lo más hermoso que me ha pasado en la vida.
Ojalá pudieras leer mis sentimientos y puedas ver lo que causas en mí. Haria hasta lo imposible por curar tu dolor, por lograr que con mis besos olvides tu oscuro pasado y decidieras vivir este presente conmigo.
Sé que no comprendo lo que sientes, ni siquiera me comprendo a mi mismo. Soy un pésimo novio.
No me interesa tu maldito pasado, lo que hiciste o dejaste de hacer, sólo me interesas tú. 

Quisiera protegerte pero ni siquiera sé cuidarme a mi mismo.